sábado, 1 de marzo de 2014
Debate: Interpretación del cuento - Las zapatillas rojas
En la pasada Luna Llena de febrero trabajamos el cuento: Las Zapatillas Rojas y tuvimos un interesante e enriquecedor debate entre todas las asistentes, mientras tanto Yrosha pintaba nuestro pies con henna, dibujando flores y hermosos diseños por supuesto en color rojo.
Cuando terminé de leer el cuento, algunas comentaban que no les había gustado la historia por ser tan extrema y tener un final tal fatal lo que justamente tiene su sentido en cuentos de hadas expliqué, siguiendo a la autora Clarissa Pinkola Estés: "el elemento brutal es una antigua manera de conseguir que el yo emotivo preste atención a un mensaje muy serio".
Otras se desepcionaron al pensar que la niña, por seguir un deseo, las zapatillas rojas de piel, haya sido castigada de tal manera lo que supondría que una tiene que tener cuidado por luchar lo que quiere. En parte, sí, es verdad que el cuento no da un claro mensaje al respecto, pero cuando otras muejeres agregaban que no se trataba solo de un deseo sino de una obsesión, el debate se abrió y cada una desde su lugar tenía algo para aportar. En esta ocasión eramos 13 mujeres compartiendo, comentando, comiendo y mostrando indignación hacia tal historia extrema. Sobretodo Manu que se había comprado recientemente sus zapatos rojos que dice siempre tener.
En realidad, el tema de que los zapatos sean rojos, comenté, mostrando una pequeña muñequita al estilo vodoo, guarda un significado también. El rojo es el color de la sangre, la menstruación, las heridas, y justamente marca el sacrificio, la lucha y la pasión para todas las cosas de la vida. Representa el fuego de la vida en la vida misma. Por otro lado, los zapatos, representan nuestra base, nuestro apoyo y sustento, dónde nos paramos, cómo nos posicionamos ante la vida. Históricamente el tipo de zapatos que una persona llevaba marcaba su posición social, el ir descalzos muestra humildad y veneración, en India se entra a los templos sin zapatos, como muestra de respeto, limpieza, devoción. "Los zapatos pueden decirnos algo acerca de los que somos incluso a veces acerca de lo que nos gustaría ser, la persona que nos estamos probando". "El simbolismo de los zapatos se puede considerar una metáfora psicológica; protegen y defienden aquello sobre lo cual nos asentamos, nuestros pies. En el simbolismo arquetípico, los pies representan la movilidad y la libertad. Así tener zapatos es estar convencidos de nuestras creencias y disponer los medios con que actuar de conformidad con ellas. Sin zapatos psíquicos una mujer no puede superar los ambientes interiores y exteriores que exigen agudeza, sensatez, prudencia y resistencia" continúa la autora.
El cuento habla de un encuentro con la anciana que parecía otrogar un regalo desmedido de lujos y riquezas pero por otro lado una pérdida de lo propio, lo construído dentro de la posibilidades que disponemos. La elección de subir al carruaje entraña una apuesta a la pérdida de lo personal, lo instintivo la forma singular de ser a cambio de acatar ordenes, seguir ritmos impuestos socialmente aceptados en ese momento y escuchar los comentrios y advertencias del mundo externo como si fueran los dueños de nuestra verdad. En síntesis, habla de un pérdida de conexión con una misma y con los valores propios en detrimento de unos valores que no le pertenecen impuestos desde el exterior, aquí radican las trampas.
Un punto importante es la aparición de la anciana, y esto lo podemos ver representado en muchas historias infantiles en la imagen de la Bruja esta persona aparece de esta manera también para que prestemos atención y su forma amenazante es para dar a entender que el proceso psíquico de la persona también está o bien en un momento amenzante para su propia integridad o bien en un proceso tranformativo, un paso, una crisis. Es una forma de mostrar que se está pasando un límite y hay que prestar atención. La anciana en realidad simboliza la sabiduría, ella sabe más, conoce la vida y sus trampas y nos presenta la posibilidad a nostras mismas de elegir y equivocarnos también porque de ahí readicará nuestra sabiduría posterior.
En definitiva de lo que se trata es lo que se conoce con el nombre de rito de iniciación que no es otra cosa que un pasaje, un cambio de un estado a otro, una forma de aprender, una experiencia que nos tranformará, habrá un antes y un después y para ello se necesitan eventos que los marquen a fuego, con rituales y elementos que lo hagan significativo, un momento digno de recordar y repetir. En este sentido el cuento de las zapatillas rojas, también podría remitirnos a un antiguo mito sobre la menarca, la primera menstruación, y su rito de iniciación. El paso de una infancia a la posibilidad de concebir y al poder sexual femenino. Las ceremonia arcaicas sagradas se centraba en la sangre roja como fluyendo a los pies, de ahí que se pintaban los pies con henna por ejemplo.
Las invito a que continuamos con el debate por aquí y seguiremos con temas a trabajar como la sombra, la bruja, la Diosa y el Dios Shiva en conmemoración de Shivaratri hoy, en Luna Nueva de febrero.
Namaste
miércoles, 19 de febrero de 2014
Las zapatillas rojas - Mujeres que corren con los lobos - Clarissa Pinkola Estés
Había una vez una pobre huerfanita que no tenía zapatos. Pero siempre recogía los trapos viejos que encontraba y, con el tiempo, se cosió un par de zapatillas rojas. Aunque eran muy toscas, a ella le gustaban. La hacían sentir rica a pesar de que se pasaba los días recogiendo algo que comer en los bosques llenos de espinos hasta bien entrado el anochecer.
Pero un día, mientras bajaba por el camino con sus andrajos y sus zapatillas rojas, un carruaje dorado se detuvo a su lado. La anciana que viajaba en su interior le dijo que se la iba a llevar a su casa y la trataría como si fuera su hijita. Así pues, la niña se fue a la casa de la acaudalada anciana y allí le lavaron y peinaron el cabello. Le proporcionaron una ropa interior de purísimo color blanco, un precioso vestido de lana, unas medias blancas y unos relucientes zapatos negros. Cuando la niña preguntó por su ropa y, sobre todo, por sus zapatillas rojas, la anciana le contestó que la ropa estaba tan sucia y las zapatillas eran tan ridículas que las había arrojado al fuego donde habían ardido hasta convertirse en ceniza.
La niña se puso muy triste, pues, a pesar de la inmensa riqueza que la rodeaba, las humildes zapatillas rojas cosidas con sus propias manos le habían hecho experimentar su mayor felicidad. Ahora se veía obligada a permanecer sentada todo el rato, a caminar sin patinar y a no hablar a menos que le dirigieran la palabra, pero un secreto fuego ardían en su corazón y ella seguía echando de menos sus viejas zapatillas rojas por encima de cualquier otra cosa.
Cuando la niña alcanzó la edad suficiente como para recibir la confirmación el día de los Santos Inocentes, la anciana la llevó a un viejo zapatero cojo para que le hiciera unos zapatos especiales para la ocasión. En el escaparate del zapatero había unos zapatos rojos hechos con cuero del mejor; eran tan bonitos que casi resplandecían. Así pues, aunque los zapatos no fueran apropiados para ir a la iglesia, la niña, que sólo elegía siguiendo los deseos de su hambriento corazón, escogió los zapatos rojos. La anciana tenía tan mala vista que no vio de qué color eran los zapatos y, por consiguiente, pagó el precio. El viejo zapatero le guiñó el ojo a la niña y envolvió los zapatos.
Al día siguiente, los feligreses de la iglesia se quedaron asombrados al ver los pies de la niña. Los zapatos rojos brillaban como manzanas pulidas, como corazones, como ciruelas rojas. Todo el mundo los miraba; hasta los iconos de la pared, hasta las imágenes contemplaban los zapatos con expresión de reproche. Pero, cuanto más los miraba la gente, tanto más le gustaban a la niña. Por consiguiente, cuando el sacerdote entonó los cánticos y cuando el coro lo acompañó y el órgano empezó a sonar, la niña pensó que no había nada más bonito que sus zapatos rojos.
Para cuando terminó aquel día, alguien había informado a la anciana acerca de los zapatos rojos de su protegida.
-¡Jamás de los jamases vuelvas a ponerte esos zapatos rojos! – le dijo la anciana en tono amenazador.
Pero al domingo siguiente la niña no pudo resistir la tentación de ponerse los zapatos rojos en lugar de los negros y se fue a la iglesia con la anciana como de costumbre.
A la entrada de la iglesia había un viejo soldado con el brazo en cabestrillo. Llevaba una chaquetilla y tenía la barba pelirroja. Hizo una reverencia y pidió permiso para quitar el polvo de los zapatos de la niña. La niña alargó el pie y el soldado dio unos golpecitos a las suelas de sus zapatos mientras entonaba una alegre cancioncilla que le hizo cosquillas en las plantas de los pies.
- No olvides quedarte para el baile – le dijo el soldado, guiñándole el ojo con una sonrisa.
Todo el mundo volvió a mirar de soslayo los zapatos rojos de la niña. Pero a ella le gustaban tanto aquellos zapatos tan brillantes como el carmesí, tan brillantes como las frambuesas y las granadas, que apenas podía pensar en otra cosa y casi no prestó atención a la ceremonia religiosa. Tan ocupada estaba moviendo los pies hacia aquí y hacia allá y admirando sus zapatos rojos que se olvidó de cantar.
Cuando abandonó la iglesia en compañía de la anciana, el soldado herido le gritó:
“¡Qué bonitos zapatos de baile!”
Sus palabras hicieron que la niña empezara inmediatamente a dar vueltas. En cuanto sus pies empezaron a moverse ya no pudieron detenerse y la niña bailó entre los arriates de flores y dobló la esquina de la iglesia como si hubiera perdido por completo el control de sí misma. Danzó una gavota y después una czarda y, finalmente, se alejó bailando un vals a través de los campos del otro lado. El cochero de la anciana saltó del carruaje y echó a correr tras ella, le dio alcance y la llevo de nuevo al coche, pero los pies de la niña calzados con los zapatos rojos seguían bailando en el aire como si estuvieran todavía en el suelo. La anciana y el cochero tiraron y forcejearon, tratando de quitarle los zapatos rojos a la niña. Menudo espectáculo, ellos con los sombreros torcidos y la niña agitando las piernas, pero, al final, los pies de la niña se calmaron.
De regreso a casa, la anciana dejó los zapatos rojos en un estante muy alto y le ordenó a la niña no tocarlos nunca más. Pero la niña no podía evitar contemplarlos con anhelo. Para ella seguían siendo lo más bonito de la tierra.
Poco después quiso el destino que la anciana tuviera que guardar cama y, en cuanto los médicos se fueron, la niña entró sigilosamente en la habitación donde se guardaban los zapatos rojos. Los contempló allá arriba en lo alto del estante. Su mirada se hizo penetrante y se convirtió en un ardiente deseo que la indujo a tomar los zapatos del estante y a ponérselos, pensando que no había nada malo en ello. Sin embargo, en cuanto los zapatos tocaron sus talones y los dedos de sus pies, la niña se sintió invadida por el impulso de bailar.
Cruzó la puerta bailando y bajó los peldaños, bailando primero una gavota, después una czarda y, finalmente, un vals de atrevidas vueltas en rápida sucesión. La niña estaba en la gloria y no comprendió en qué apurada situación se encontraba hasta que quiso bailar hacia la izquierda y los zapatos insistieron en bailar hacia la derecha. Cuando quería dar vueltas, los zapatos se empeñaban en bailar directamente hacia delante. Y, mientras los zapatos bailaban con la niña, en lugar de ser la niña quien bailara con los zapatos, los zapatos la llevaron calle abajo, cruzando los campos llenos de barro hasta llegar al bosque oscuro y sombrío.
Allí, apoyado contra un árbol, se encontraba el viejo soldado de la barba pelirroja con su chaquetilla y su brazo en cabestrillo.
- Vaya, qué bonitos zapatos de baile –exclamó.
Asustada, la niña intentó quitarse los zapatos, pero e pie que mantenía apoyado en el suelo seguía bailando con entusiasmo y el que ella sostenía en la mano también tomaba parte en el baile.
Así pues, la niña bailó y bailó sin cesar. Danzando subió las colinas más altas, cruzó los valles bajo la lluvia, la nieve y el sol. Bailó en la noche oscura y al amanecer y aún seguía bailando cuando anocheció. Pero no era un baile bonito. Era un baile terrible, pues no había descanso para ella.
Llegó bailando a un cementerio y allí un espantoso espíritu no le permitió entrar. El espíritu pronunció las siguientes palabras:
-Bailaras con tus zapatos rojos hasta que te conviertas en una aparición, en un fantasma, hasta que la piel te cuelgue de los huesos y hasta que no quede nada de ti más que unas entrañas que bailan. Bailarás de puerta en puerta por las aldeas y golpearás cada puerta tres veces y, cuando la gente te mire, te verá y temerá sufrir tu mismo destino. Bailad, zapatos rojos, seguid bailando.
La niña pidió compasión, pero, antes de que pudiera seguir implorando piedad, los zapatos rojos se la llevaron. Bailó sobre los brezales y los ríos, siguió bailando sobre los setos vivos y siguió bailando y bailando hasta llegar a su hogar y allí vio que había gente llorando. La anciana que la había acogido en su casa había muerto. Pero ella siguió bailando porque no tenía más remedio que hacerlo. Profundamente agotada y horrorizada, llegó a un bosque en el que vivía el verdugo de la ciudad. El hacha que había en la pared empezó a estremecerse en cuanto percibió la cercanía de la niña.
-¡Por favor! - le suplicó la niña al verdugo al pasar bailando por delante de su puerta-. Por favor, córteme los zapatos para líbrame de este horrible destino.
El verdugo cortó las correas de los zapatos rojos con el hacha. Pero los zapatos seguían en los pies. Entonces la niña le dijo al verdugo que su vida no valía nada y que, por favor, le cortara los pies. Y el verdugo le cortó los pies. Y los zapatos rojos con los pies dentro siguieron bailando a través del bosque, subieron a la colina y se perdieron de vista. Y la niña, convertida en una pobre tullida, tuvo que ganarse la vida en el mundo como criada de otras personas y jamás en su vida volvió a desear unos zapatos rojos.
sábado, 26 de octubre de 2013
El significado del AUM (Om)
El OM es uno de los símbolos más sagrados dentro de la
tradición hindú ya que representa la totalidad del Universo y el eterno sonido
vibratorio del Brahman (el alma universal) que lo infunde por completo. Los
tres sonidos sánscritos A, U, M se entonan al comenzar muchas ceremonias y
mantras hindúes, así como al finalizarlos. Al recitar la sílaba mística Om la
persona adquiere el acceso a los poderes del Universo y se dice que la
meditación sobre Om conduce a la iluminación y a la inmortalidad.
OMKARA – el Canto del Om (mantra)
Para practicar el Om, se hace en posición meditativa y luego
de savasana (relajación) y pranayama (ejercicios de respiración).
Primero se debe inhalar y al exhalar se hace en Om, esto se
repite tres veces, luego uno se debe quedar en silencio de sonido.
El sonido sale de la zona abdominal, resuena en el pecho y
va hacia nariz, finalmente se apaga en la cabeza. Contiene cuatro partes:
ah/oh/mmm/silencio
El Om es el símbolo que nos lanza hacia el absoluto y tiene
muchos significados, entre ellos se encuentran:
v
Es el sonido de todos los sonidos
v
Es el sonido del Universo
v
Es el sonido de la Creación
v
Es el comienzo de la vida
Dentro de los beneficios de su práctica están la relajación
de la tensión y disipación de la energía negativa. Promueve un sentimiento de
paz total, suelta vibraciones poderosas. Llena el ser entero con energía
luminosa.
Además de ser un símbolo sonoro, el Aum, es también un
símbolo visual
El significado del símbolo son los tres estados de la mente (AUM) La primera curvatura inferior
izquierda, denominada Jagrat,
corresponde al estado de vigilia, estado
despierto, se lo asocia a Sattva
o estado consciente. Corresponde a la letra A.
La segunda curvatura inferior derecha es Swapana
y corresponde al sueño con ensueños. Se la considera dominio del inconciente
que puede pasar a la conciencia a través del recuerdo de los sueños.
Corresponde a la letra U.
La tercera curvatura es Sushupi o estado de sueño profundo
sin sueños. Se la asocia al nivel inconciente profundo permaneciendo fuera de
la conciencia. Es la letra M. Es el nivel más cercano a un cuarto estado
transcendental.
Existe un cuarto nivel, Turiya, que representa el estado
transcendental pero suspendido como un punto y separado por Maya, la ilusión o el ego. Se dice que
es el estado supra-consciente o la Conciencia Universal que trasciende los
otros tres estados anteriores. Es cuando AUM pasa a ser Om el sonido del absoluto.
Si hacemos un intento de comparación con la Psicología Occidental, en particular
con el Psicoanálisis, aquí también existirían los estados de conciencia
mencionados, el consciente, inconsciente en forma de sueños y otras manifestaciones
de inconsciente profundo del que nunca tendremos acceso. Esta psicología
propone el análisis del inconsciente y reintegrarlo a la conciencia.
Desde la concepción oriental, podría decirse Psicología Oriental o Yoga, existe otro
estado que sería el supra-consciente, que va más allá del inconsciente y
propone un estado de unión con lo universal, esta es la dimensión espiritual
que se está imponiendo. Se trata de un sentido más integrativo que el personal
individual del psicoanálisis.
Próximamente Ajna, el tercer Ojo
Namaste
miércoles, 28 de agosto de 2013
Próximo Taller:
EL PODER DESCONOCIDO DE NUESTRO
CICLO MENSTRUAL
La menstruación no es sólo los días de regla,
la menstruación es todo un ciclo. Pasamos por bajadas y subidas energéticas y
no entendemos muy bien por qué. Nuestros gustos cambian de un día para otro, a
veces de un minuto para otro…
El motivo de estos cambios, de estos altos y
bajos, de esta “inconstancia” es que somos cíclicas, como la Luna. Somos cuatro
mujeres en una: somos la virgen, la madre, la hechicera y la sabia.
En este taller conoceremos a esas cuatro
mujeres que somos, sus dones, sus energías… y cómo aprovecharlas. Entraremos en
contacto con el “poder” que la naturaleza nos ha otorgado.
Este taller está dirigido a cualquier mujer:
tengas la regla, tengas la menopausia o no tengas útero, tus fases y sus
energías siguen estando.
Día:
sábado 21 de septiembre Hora:
10h-13h Precio: 35€
Lugar: Nuclio.
Centro de terapias alternativas
Camí
Ral de la Mercè 453, 2º1ª · Mataró (Bcn)
lunes, 27 de mayo de 2013
Yoga en la playa - Junio 2013
Comienzan las sesiones de Yoga en la playa
Este domingo 2 de junio
19hrs
Playa Ocata
Más información, ponte en contacto por este medio
domingo, 5 de mayo de 2013
miércoles, 5 de septiembre de 2012
MEDITACION EN PLAYA OCATA
MEDITAREMOS A ORILLAS DEL MAR
SOBRE EL ELEMENTO AIRE
el encuentro es este próximo domingo 9 de septiembre a las 7.30 am
Sois tod@s bienvenidos!
Namaste
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