lunes, 11 de agosto de 2014

Respiración Lunar

Practicaremos la Respiracion lunar o Chandrabheda
Chandrabheda, es una práctica muy sutil de prânâyâma cuyo objetivo es “perforar” (bheda) la luna, es decir, activar la energía mental. Los textos clásicos nos diran: 
 
"(Sentado) en baddhapadmasana (loto), el yogui debe inspirar a través de la fosa nasal izquierda, retener el aliento el mayor tiempo posible y espirar a través de la fosa nasal izquierda. Durante la ejecución del prânâyâma hay que meditar en el disco luminoso de la luna, como un océano de néctar, de color plateado o blanco como la leche (Goraksha Paddhati, 1.96-97)."
 

TÉCNICA I — Espirar profundamente.

— Taponar la fosa nasal derecha (pingala) y efectuar una inspiración completa a través de la fosa nasal izquierda (ida), lo más profunda posible y con control de la cintura abdominal.
— Detener la respiración dos o tres segundos con los pulmones llenos de aire (antara kumbhaka) y las dos fosas nasales taponadas conprâna mudra.
— Mantener tapada la fosa nasal izquierda (ida) y espirar lenta y profundamente todo el aire de los pulmones por la fosa nasal derecha (pingala).
— Permanecer con la respiración suspendida, sin aire en los pulmones (bhaya kumbhaka), dos o tres segundos.
— Empezar de nuevo y repetir todo el proceso anterior varias veces más respirando siempre en el mismo orden.
— El ritmo de la respiración se debe ajustar a 1:0:2:0. Siendo la exhalacion mas larga que la inhalacion.

 Namaste

lunes, 14 de julio de 2014

BRUJAS - Reunión de Luna Llena

La Diosa Luna es también Bruja y como consecuencia embruja con sus poderes, con su saber, con su magia. La Luna como reina de la noche es la que controla los sueños, la que revela misterios ocultos.
Si bien la palabra bruja lleva muchas connotaciones negativas también es sinónimo de aquella que sabe algo más allá de lo que se ve, de lo aparente, la que ve en la oscuridad de la noche por ejemplo, esto lo hace transformarse en una sabia. Los símbolos, ritos, mitos y leyendas se utilizan como elementos y metáforas de explicar aquello que no puede ponerse en palabras y así pueden ser revelados en otro estado de conciencia. Los cuentos populares infantiles personifican a esta bruja malvada para dar cuenta de un importante mensaje que no debe ser tomado a la ligera. Ya sea en La Bella durmiente, Blancanieves, Hanzel y Gretel, entre otros, la bruja nos dice algo que está relacionado con nuestra naturaleza femenina cíclica y nos confronta a su vez con una muerte simbólica de una antigua manera ingenua de ser. 

En esta imagen vemos a Morgana, la hermana del rey Arturo y sacerdotisa de Avalon, hechicera sabia guardiana de los antiguos misterios.

miércoles, 28 de mayo de 2014

Tantra para la vida cotidiana

Por Tantra se entiende: Tan, extensión, tra, idea de instrumento, Tantra sería entonces, los instrumentos para la expansión de la conciencia. Esto llevaría implícito estar atento en todas nuestras actividades de la vida diaria.  

Sin embargo, muchos entienden el Tantra solo como otra forma de hablar de sexo y/o encuentro sexual abierto, así como Ayurveda es sinónimo de masaje y Yoga de actividad física. De ninguna manera es así. 

La finalidad del Tantra no es otra que la del yoga: encontrar la unión. Esta unión abarca desde el propio cuerpo, en forma de energías polares entendidas como femeninas y masculinas, como así también la unión de la persona al resto de la creación, de lo que somos con el Universo, con el todo, tal y como se considera en la filosofía del Ayurveda.

Para llevar el Tantra a la vida cotidiana hay que llevar la atención a nuestro presente y esto se logra comenzando por el dominio de nuestra respiración. 

Estaremos presentando las herramientas prácticas para llevar esta práctica a la vida cotidiana en un encuentro abierto y gratuito.

La cita es este jueves 29 de mayo a las 20hrs. en Librería Los Angeles en Gracia, Barcelona.


Te esperamos!

domingo, 6 de abril de 2014

Cómo hacer el … MASAJE PERINEAL



 El masaje regular dentro del perineo de la mujer (zona comprendida entre la vagina y el ano) en la parte final del embarazo, ayudaría a la madre a relajar tensión en su perineo durante el parto. El masaje perineal prenatal podría reducir la necesidad de una episiotomía (la incisión quirúrgica para alargar la vagina, hecha justo antes del nacimiento), permitiendo que los tejidos de la madre no se desgarren durante el alumbramiento. El masaje perineal prenatal también permite que la madre expectante experimente sensaciones similares a las que sentirá cuando el bebé emerja, y de esta manera puede practicar relajar su perineo como deberá hacer durante el trabajo parto.
Se recomienda hacer el masaje perineal de 4 a 5 veces por semana de 4 a 6 semanas antes de la fecha probable de parto. Muchas mujeres encuentran este masaje incómodo por lo cual deciden no hacerlo, mientras que otras lo encuentran placentero y hasta sexualmente estimulante, lo cual contribuye un plus. La mayoría de mujeres que lo hacen sienten menos inflamación en el perineo luego del parto.
Advertencia: Si la madre presenta inflamación, infección, herpes o dolor vaginal, el masaje perineal puede empeorar o contagiar la condición, con lo cual se recomienda no hacer hasta que el problema desaparezca.    
Instrucciones para el masaje perineal: Puede hacerlo ella misma con ayuda de un espejo, o bien pedirle a la pareja que lo haga. En muchos casos es la misma comadrona la que realiza este tipo de masaje a sus pacientes.
1.    Asegúrate que tus uñas estén cortas. Lava tus manos antes de comenzar.

2.    Busca una postura que te resulte cómoda antes de empezar, podría ser en una posición semi-sentada apoyada en cojines, las piernas flexionadas y relajadas, otras mujeres lo encuentran más cómodo de pie y luego de una ducha.

3.    Lubrica tu índice y pulgares con aceite de almendras dulces o aceite de sésamo. Es importante que utilices aceites vegetales comestibles. No uses aceite de bebé ni perfumados. Desde el Ayurveda se usa el Ghee (mantequilla clarificada).

4.    Introduce tu dedo suavemente de 2cm a 4 cm en tu vagina, hacia dentro y tira hacia fuera (en la misma dirección que tu bebé saldrá) hasta que sientas algo un pequeño tirón.

5.    Presiona suavemente pero con firmeza hacia afuera, como estirando y desliza el masaje hacia el perineo (zona comprendida entre tu vagina y tu ano). Al llegar al punto más bajo de tu vagina presiona hacia bajo suavemente hasta que notes una ligera sensación de hormigueo (esa sensación más intensa es la que sentirás cuando la cabeza de tu bebé esté a punto de nacer). Mientras sientes ese hormigueo aprende a relajarte aún más y concentrarte en la respiración.  

6.    Mantén  la misma presión y rota suavemente tu dedo formando una “U” en dirección hacia arriba por 3 minutos.


7.    Utiliza ambos dedos índices y cambia las direcciones siempre que quieras, de forma regular, hasta que completes los 5 minutos. Hidrata tus dedos todo lo que necesites pero ten mucho cuidado con la higiene para evitar infecciones.
8.    A medida que te sientas más cómoda con el masaje aumenta la presión para que el perineo comience a estirarse.
El masaje perineal estira los tejidos vaginales, los músculos alrededor de la vagina y la piel del perineo. Lo importante de este ejercicio es la regularidad de su práctica. Al principio notarás que los tejidos están muy tensos pero poco a poco, notarás que se van haciendo más flexibles y elásticos. Es muy importante la relajación, visualizar la apertura, imaginar a tu bebé naciendo y al parto mismo. La relajación de la mamá juega un papel fundamental durante el masaje perineal como lo hará más tarde durante el parto.

Independientemente de que aún no se hayan comprobado rotundamente la eficacia de este tipo de masaje y su beneficios a la hora de un parto sin episiotomía, habría que insistir que tampoco resulta contraindicado, salvo en casos especiales que cada futura mamá deberá comentarlo con su médico y comadrona. Quitando estos casos individuales, que ya hemos mencionado arriba, como ser: dolor, molestias, herpes y otras cuestiones asociadas, el masaje perineal, desde el punto de vista de la psicológico y sexológico favorecería a un mejor conocimiento de la propia anatomía femenina y facilitaría a un aprendizaje sobre las respuestas fisiológicas, una mayor conciencia del parto y nacimiento del futuro bebé y sentir de alguna manera que una contribuye con la naturaleza en este momento de la vida tan especial como el embarazo, parto y nacimiento.

Desde la educación sexual, el masaje perineal es un aporte y complemento del trabajo corporal recomendado, como el yoga y el trabajo con los distintos tipos de respiraciones.

Aliento a que las futuras mamás se den la oportunidad de explorar sus sensaciones, vivencias, el contacto con ellas mismas y con la vivencia única que toda esta etapa representa.
Namaste
Eliana D´Alessandro


Referencias

- Penny Simkin: “The Birth Partner. A complete guide to childbirth for dads, doulas and all other labor companions”. Third Edition. Ed. Harvad Common Press, 2008.
- Murkoff, Eisengerg y Hathaway: “Qué se puede esperar cuando se está esperando”. Tercera Impresión. Ed. Medici, 2005.

lunes, 10 de marzo de 2014

Histeria de los Juguetes Sexuales


Si bien hay datos arqueológicos de muy vieja data, acerca del uso de objetos con forma fálica destinados al placer, fue recién en la época victoriana, en el SXIX que se comienza a utilizar estos objetos con fines terapéuticos. Durante ésta época estalla una nueva epidemia conocida como Histeria. Los síntomas de esta enfermedad incluían: insomnio, retención de líquidos, pesadez abdominal, irritabilidad, fuertes dolores de cabeza entre otros y el tratamiento consistía en que el médico acariciara manualmente a la paciente hasta que alcanzara el orgasmo, pero como esto aliviaba el síntoma pero no curaba la paciente tenía que acudir frecuentemente al médico en busca del tratamiento. La época de la Reina Victoria marcó un momento muy importante en lo que se refiere a la sexualidad femenina. En aquellos tiempos la sexualidad estaba únicamente destinada a fines reproductivos dentro del matrimonio, todo lo que fuera externo a esta norma era repudiado y considerado obsceno.


En 1880 un médico británico inventa el primer vibrador con baterías. A finales del SXIX los “tratamientos” con vibradores eran uno de los servicios más populares ofrecidos en spas de lujo en Europa y Estados Unidos. Con la invención de la electricidad en 1902 se crea el primer vibrador eléctrico para venta comercial y se convierte en el quinto aparato doméstico en ser electrificado, antes de la plancha y la aspiradora. Los vibradores se vendían en catálogos de electrodomésticos como accesorios para masajes antiestrés de uso casero.


Si bien fue una época de contradicciones en torno a la sexualidad femenina, esta forma libre de comercializar estos aparatos eróticos marcaba un avance para la apertura femenina al placer, sin bien se vendían disfrazados como instrumentos terapéuticos, pero desafortunadamente la imagen y reputación de los vibradores cambió cuando a mediados del SXX la AAP (Asociación Americana de Psiquiatría) declaró que la histeria femenina no era una enfermedad legítima y por otro lado, se hicieron populares el uso de objetos eróticos en pelìculas pornográficas.  
 
Cuando salió a la luz que el tratamiento para la histeria femenina era básicamente una sesión de masturbación (ya que la enfermedad no existía), y el cine porno demostró los hechos en pantalla grande, la gente empezó a ver a los vibradores como objetos de perversión sexual.
Esto causó que los vibradores desaparecieran de las revistas femeninas, catálogos y estantes de tiendas populares donde se habían vendido por casi medio siglo.


A mediados de la década de 1970 una sexóloga americana empezó a utilizar vibradores en sus talleres de salud sexual femenina y después de varios años los aparatos fueron reapareciendo en los estantes de tiendas fuera de los sex shops.


Hoy en día si bien persisten los mitos tales como que el uso de vibradores son para las profesionales del sexo o que se utilizan cuando hay problemas en el terreno sexual, es generalmente aceptado que el uso de los vibradores no causan ningún efecto sexual negativo y que se pueden disfrutar en pareja como parte de una relación sexual sana, o también como complemento para el autoconocimiento en el terreno seuxal.

Afortunadamente cada vez está más difundida la idea del uso de vibradores como complemento de satisfacción sexual para romper la monotonía y la rutina para poder descubrir diversas formas para el placer y el entretenimiento. Hemos tenido que pasar de la patología a lo porno para poder comenzar a normalizar su uso y con ello la sexulidad en general.

sábado, 1 de marzo de 2014

Debate: Interpretación del cuento - Las zapatillas rojas


En la pasada Luna Llena de febrero trabajamos el cuento: Las Zapatillas Rojas y tuvimos un interesante e enriquecedor debate entre todas las asistentes, mientras tanto Yrosha pintaba nuestro pies con henna, dibujando flores y hermosos diseños por supuesto en color rojo.

Cuando terminé de leer el cuento, algunas comentaban que no les había gustado la historia por ser tan extrema y tener un final tal fatal lo que justamente tiene su sentido en cuentos de hadas expliqué, siguiendo a la autora Clarissa Pinkola Estés: "el elemento brutal es una antigua manera de conseguir que el yo emotivo preste atención a un mensaje muy serio".

Otras se desepcionaron al pensar que la niña, por seguir un deseo, las zapatillas rojas de piel, haya sido castigada de tal manera lo que supondría que una tiene que tener cuidado por luchar lo que quiere. En parte, sí, es verdad que el cuento no da un claro mensaje al respecto, pero cuando otras muejeres agregaban que no se trataba solo de un deseo sino de una obsesión, el debate se abrió y cada una desde su lugar tenía algo para aportar. En esta ocasión eramos 13 mujeres compartiendo, comentando, comiendo y mostrando indignación hacia tal historia extrema. Sobretodo Manu que se había comprado recientemente sus zapatos rojos que dice siempre tener.

En realidad, el tema de que los zapatos sean rojos, comenté, mostrando una pequeña muñequita al estilo vodoo, guarda un significado también. El rojo es el color de la sangre, la menstruación, las heridas, y justamente marca el sacrificio, la lucha y la pasión para todas las cosas de la vida. Representa el fuego de la vida en la vida misma. Por otro lado, los zapatos, representan nuestra base, nuestro apoyo y sustento, dónde nos paramos, cómo nos posicionamos ante la vida. Históricamente el tipo de zapatos que una persona llevaba marcaba su posición social, el ir descalzos muestra humildad y veneración, en India se entra a los templos sin zapatos, como muestra de respeto, limpieza, devoción. "Los zapatos pueden decirnos algo acerca de los que somos incluso a veces acerca de lo que nos gustaría ser, la persona que nos estamos probando". "El simbolismo de los zapatos se puede considerar una metáfora psicológica; protegen y defienden aquello sobre lo cual nos asentamos, nuestros pies. En el simbolismo arquetípico, los pies representan la movilidad y la libertad. Así tener zapatos es estar convencidos de nuestras creencias y disponer los medios con que actuar de conformidad con ellas. Sin zapatos psíquicos una mujer no puede superar los ambientes interiores y exteriores que exigen agudeza, sensatez, prudencia y resistencia" continúa la autora.

El cuento habla de un encuentro con la anciana que parecía otrogar un regalo desmedido de lujos y riquezas pero por otro lado una pérdida de lo propio, lo construído dentro de la posibilidades que disponemos. La elección de subir al carruaje entraña una apuesta a la pérdida de lo personal, lo instintivo la forma singular de ser a cambio de acatar ordenes, seguir ritmos impuestos socialmente aceptados en ese momento y escuchar los comentrios y advertencias del mundo externo como si fueran los dueños de nuestra verdad. En síntesis, habla de un pérdida de conexión con una misma y con los valores propios en detrimento de unos valores que no le pertenecen impuestos desde el exterior, aquí radican las trampas.

Un punto importante es la aparición de la anciana, y esto lo podemos ver representado en muchas historias infantiles en la imagen de la Bruja esta persona aparece de esta manera también para que prestemos atención y su forma amenazante es para dar a entender que el proceso psíquico de la persona también está o bien en un momento amenzante para su propia integridad o bien en un proceso tranformativo, un paso, una crisis. Es una forma de mostrar que se está pasando un límite y hay que prestar atención. La anciana en realidad simboliza la sabiduría, ella sabe más, conoce la vida y sus trampas y nos presenta la posibilidad a nostras mismas de elegir y equivocarnos también porque de ahí readicará nuestra sabiduría posterior.

En definitiva de lo que se trata es lo que se conoce con el nombre de rito de iniciación que no es otra cosa que un pasaje, un cambio de un estado a otro, una forma de aprender, una experiencia que nos tranformará, habrá un antes y un después y para ello se necesitan eventos que los marquen a fuego, con rituales y elementos que lo hagan significativo, un momento digno de recordar y repetir. En este sentido el cuento de las zapatillas rojas, también podría remitirnos a un antiguo mito sobre la menarca, la primera menstruación, y su rito de iniciación. El paso de una infancia a la posibilidad de concebir y al poder sexual femenino. Las ceremonia arcaicas sagradas se centraba en la sangre roja como fluyendo a los pies, de ahí que se pintaban los pies con henna por ejemplo.

Las invito a que continuamos con el debate por aquí y seguiremos con temas a trabajar como la sombra, la bruja, la Diosa y el Dios Shiva en conmemoración de Shivaratri hoy, en Luna Nueva de febrero.

Namaste




miércoles, 19 de febrero de 2014

Las zapatillas rojas - Mujeres que corren con los lobos - Clarissa Pinkola Estés



Había una vez una pobre huerfanita que no tenía zapatos. Pero siempre recogía los trapos viejos que encontraba y, con el tiempo, se cosió un par de zapatillas rojas. Aunque eran muy toscas, a ella  le gustaban. La hacían sentir rica a pesar de que se pasaba los días recogiendo algo que comer en los bosques llenos de espinos hasta bien entrado el anochecer.
Pero un día, mientras bajaba por el camino con sus andrajos y sus zapatillas rojas, un carruaje dorado se detuvo a su lado. La anciana que viajaba en su interior le dijo que se la iba a llevar a su casa y la trataría como si fuera su hijita. Así pues, la niña se fue a la casa de la acaudalada anciana y allí le lavaron y peinaron el cabello. Le proporcionaron una ropa interior de purísimo color blanco, un precioso vestido de lana, unas medias blancas y unos relucientes zapatos negros. Cuando la niña preguntó por su ropa y, sobre todo, por sus zapatillas rojas, la anciana le contestó que la ropa estaba tan sucia y las zapatillas eran tan ridículas que las había arrojado al fuego donde habían ardido hasta convertirse en ceniza.
La niña se puso muy triste, pues, a pesar de la inmensa riqueza que la rodeaba, las humildes zapatillas rojas cosidas con sus propias manos le habían hecho experimentar su mayor felicidad. Ahora se veía obligada a permanecer sentada todo el rato, a caminar sin patinar y a no hablar a menos que le dirigieran la palabra, pero un secreto fuego ardían en su corazón y ella seguía echando de menos sus viejas zapatillas rojas por encima de cualquier otra cosa.
Cuando la niña alcanzó la edad suficiente como para recibir la confirmación el día de los Santos Inocentes, la anciana la llevó a un viejo zapatero cojo para que le hiciera unos zapatos especiales para la ocasión. En el escaparate del zapatero había unos zapatos rojos hechos con cuero del mejor; eran tan bonitos que casi resplandecían. Así pues,  aunque los zapatos no fueran apropiados para ir a la iglesia, la niña, que sólo elegía siguiendo los deseos de su hambriento corazón, escogió los zapatos rojos. La anciana tenía tan mala vista que no vio de qué color eran los zapatos y, por consiguiente, pagó el precio. El viejo zapatero le guiñó el ojo a la niña y envolvió los zapatos.
Al día siguiente, los feligreses de la iglesia se quedaron asombrados al ver los pies de la niña. Los zapatos rojos brillaban como manzanas pulidas, como corazones, como ciruelas rojas. Todo el mundo los miraba; hasta los iconos de la pared, hasta las imágenes contemplaban los zapatos con expresión de reproche. Pero, cuanto más los miraba la gente, tanto más le gustaban a la niña. Por consiguiente, cuando el sacerdote entonó los cánticos y cuando el coro lo acompañó y el órgano empezó a sonar, la niña pensó que no había nada más bonito que sus zapatos rojos.
Para cuando terminó aquel día, alguien había informado a la anciana acerca de los zapatos rojos de su protegida.
-¡Jamás de los jamases vuelvas a ponerte esos zapatos rojos! – le dijo la anciana en tono amenazador.  
Pero al domingo siguiente la niña no pudo resistir la tentación de ponerse los zapatos rojos en lugar de los negros y se fue a la iglesia con la anciana como de costumbre.
A la entrada de la iglesia había un viejo soldado con el brazo en cabestrillo. Llevaba una chaquetilla y tenía la barba pelirroja. Hizo una reverencia y pidió permiso para quitar el polvo de los zapatos de la niña. La niña alargó el pie y el soldado dio unos golpecitos a las suelas de sus zapatos mientras entonaba una alegre cancioncilla que le hizo cosquillas en las plantas de los pies.
- No olvides quedarte para el baile – le dijo el soldado, guiñándole el ojo con una sonrisa.
Todo el mundo volvió a mirar de soslayo los zapatos rojos de la niña. Pero a ella le gustaban tanto aquellos zapatos tan brillantes como el carmesí, tan brillantes como las frambuesas y las granadas, que apenas podía pensar en otra cosa y casi no prestó atención a la ceremonia religiosa. Tan ocupada estaba moviendo los pies hacia aquí y hacia allá y admirando sus zapatos rojos que se olvidó de cantar.
Cuando abandonó la iglesia en compañía de la anciana, el soldado herido le gritó:
“¡Qué bonitos zapatos de baile!”
Sus palabras hicieron que la niña empezara inmediatamente a dar vueltas. En cuanto sus pies empezaron a moverse ya no pudieron detenerse y la niña bailó entre los arriates de flores y dobló la esquina de la iglesia como si hubiera perdido por completo el control de sí misma. Danzó una gavota y después una czarda y, finalmente, se alejó bailando un vals a través de los campos del otro lado. El cochero de la anciana saltó del carruaje y echó a correr tras ella, le dio alcance y la llevo de nuevo al coche, pero los pies de la niña calzados con los zapatos rojos seguían bailando en el aire como si estuvieran todavía en el suelo. La anciana y el cochero tiraron y forcejearon, tratando de quitarle los zapatos rojos a la niña. Menudo espectáculo, ellos con los sombreros torcidos y la niña agitando las piernas, pero, al final, los pies de la niña se calmaron.
De regreso a casa, la anciana dejó los zapatos rojos en un estante muy alto y le ordenó a la niña no tocarlos nunca más. Pero la niña no podía evitar contemplarlos con anhelo. Para ella seguían siendo lo más bonito de la tierra.
Poco después quiso el destino que la anciana tuviera que guardar cama y, en cuanto los médicos se fueron, la niña entró sigilosamente en la habitación donde se guardaban los zapatos rojos. Los contempló allá arriba en lo alto del estante. Su mirada se hizo penetrante y se convirtió en un ardiente deseo que la indujo a tomar los zapatos del estante y  a ponérselos, pensando que no había nada malo en ello. Sin embargo, en cuanto los zapatos tocaron sus talones y los dedos de sus pies, la niña se sintió invadida por el impulso de bailar.
Cruzó la puerta bailando y bajó los peldaños, bailando primero una gavota, después una czarda y, finalmente, un vals de atrevidas vueltas en rápida sucesión. La niña estaba en la gloria y no comprendió en qué apurada situación se encontraba hasta que quiso bailar hacia la izquierda y los zapatos insistieron en bailar hacia la derecha. Cuando quería dar vueltas, los zapatos se empeñaban en bailar directamente hacia delante. Y, mientras los zapatos bailaban con la niña, en lugar de ser la niña quien bailara con los zapatos, los zapatos la llevaron calle abajo, cruzando los campos llenos de barro hasta llegar al bosque oscuro y sombrío.
Allí, apoyado contra un árbol, se encontraba el viejo soldado de la barba pelirroja con su chaquetilla y su brazo en cabestrillo.
- Vaya, qué bonitos zapatos de baile –exclamó.
Asustada, la niña intentó quitarse los zapatos, pero e pie que mantenía apoyado en el suelo seguía bailando con entusiasmo y el que ella sostenía en la mano también tomaba parte en el baile.
Así pues, la niña bailó y bailó sin cesar. Danzando subió las colinas más altas, cruzó los valles bajo la lluvia, la nieve y el sol. Bailó en la noche oscura y al amanecer y aún seguía bailando cuando anocheció. Pero no era un baile bonito. Era un baile terrible, pues no había descanso para ella.
Llegó bailando a un cementerio y allí un espantoso espíritu no le permitió entrar. El espíritu pronunció las siguientes palabras:
-Bailaras con tus zapatos rojos hasta que te conviertas en una aparición, en un fantasma, hasta que la piel te cuelgue de los huesos y hasta que no quede nada de ti más que unas entrañas que bailan. Bailarás de puerta en puerta por las aldeas y golpearás cada puerta tres veces y, cuando la gente te mire, te verá y temerá sufrir tu mismo destino. Bailad, zapatos rojos, seguid bailando.
La niña pidió compasión, pero, antes de que pudiera seguir implorando piedad, los zapatos rojos se la llevaron. Bailó sobre los brezales y los ríos, siguió bailando sobre los setos vivos y siguió bailando y bailando hasta llegar a su hogar y allí vio que había gente llorando. La anciana que la había acogido en su casa había muerto. Pero ella siguió bailando porque no tenía más remedio que hacerlo. Profundamente agotada y horrorizada, llegó a un bosque en el que vivía el verdugo de la ciudad. El hacha que había en la pared empezó a estremecerse en cuanto percibió la cercanía de la niña.
-¡Por favor! -  le suplicó la niña al verdugo al pasar bailando por delante de su puerta-. Por favor, córteme los zapatos para líbrame de este horrible destino.

El verdugo cortó las correas de los zapatos rojos con el hacha. Pero los zapatos seguían en los pies. Entonces la niña le dijo al verdugo que su vida no valía nada y que, por favor, le cortara los pies. Y el verdugo le cortó los pies. Y los zapatos rojos con los pies dentro siguieron bailando a través del bosque, subieron a la colina y se perdieron de vista. Y la niña, convertida en una pobre tullida, tuvo que ganarse la vida en el mundo como criada de otras personas y jamás en su vida volvió a desear unos zapatos rojos.